Atrás quedó tu bicicleta atada a un viejo árbol.
Debajo de su asiendo se asomaba una bandera,
Que a la posta, ese día, no pudo llegar.
Seguro que la enarbolaste antes de tocar el agua,
O la llevaste a otras tierras
Y de tanto en tanto la desempolvás.
O la encontró tu vieja y se fue de ronda con ella.
-puede no haber banderas- pensé
En esta esquina nos dimos un beso,
En aquella pared, aerosol en mano,
Escribiste la palabras: Libertad!
Detrás de ese tapial nos refugiamos…
..y ahí está tu bici
¿Cuándo vendrás a buscarla?
Fernando Traverso

Desde el año 2001, las bicicletas del artista argentino Fernando Traverso, pintadas en los espacios urbanos de la ciudad de Rosario, se fueron expandiendo. Actualmente se divulgan por el mundo bajo el formato de banderas o paños que pueden transportarse fácilmente y que acompañan manifestaciones individuales y colectivas en contra del olvido, adoptando una dimensión cada vez más amplia y universalista.
Son un medio de expresión dentro de movilizaciones de protestas masivas que han pasado por Grecia, España, México, Paraguay, El Salvador, Egipto, Francia, Cuba, etc. Y se las ha visto flameando tanto en protestas obreras como ecologistas, colgadas en hogares, escuelas, recitales de música, balcones, monumentos, mochilas de viajeros. Un emblema de las luchas por el cumplimiento de los derechos humanos.
Si bien la obra se presta a múltiples interpretaciones por parte del observador, es una forma de fomentar la recuperación de la memoria y la reconstrucción histórica. Poco a poco, Fernando llegó a pintar una bicicleta por cada uno de los desaparecidos en la dictadura militar en Rosario, llegando al total de 350, localizándolas en puntos estratégicos donde su significado recobra mayor sentido: lugares cargados de recuerdos de sus amigos, centros clandestinos de tortura, etc.
Veintinueve amigos suyos fueron secuestrados y desaparecidos por la dictadura. Uno de ellos había dejado su bicicleta en la vereda, pero nunca más volvería a buscarla. En algún graffiti el artista ha dejado un anuncio, una pregunta retórica junto a la silueta de una bicicleta: ¿cuándo vendrás a buscarla? La ausencia es justamente el silencio, el vacío como respuesta.
La obra se presta a que cada observador cree su propio sentido. La proliferación de las bicicletas de Traverso se mezcla con otra leyenda urbana rosarina más reciente, también basada en hechos reales, violentos y de trágicos desenlaces. Por encima de las bicicletas estampadas en los muros de la ciudad empezó a aparecer esta leyenda: “¡Pocho vive!”. Los transeúntes que prestaban atención a estos mensajes de fuerte contenido político en la vía pública, se preguntaban quién era Pocho, de a poco empezó a revelarse el misterio. El Pocho, o el Ángel de la Bicicleta, empezó a tener su propio homenaje en graffities de bicicletas aladas que se sumaban a las de Traverso con estilo propio.
Claudio -Pocho- Lepratti era un hombre pacífico, según la gente que lo conocía, lo llamaban el ángel de la bicicleta porque recorría un barrio muy pobre en su medio de transporte a pedal, indagando y buscando ayuda para cada familia. En diciembre de 2001, en medio de la situación de crisis sociopolítica que vivía la Argentina, fue asesinado de un balazo en la garganta, mientras le pedía a la policía que no disparase contra el comedor infantil donde él colaboraba, ya que “adentro sólo hay chicos comiendo” –según fueron sus últimas palabras-.
Desde en sitio de internet de Fernando Traverso, el artista promueve la posibilidad de que cualquier persona pueda descargar un manual que permite, paso a paso, reproducir un esténcil de sus bicicletas. http://www.00350.com.ar/ Allí también invita a que los que tengan una bicicleta original del autor, o que hayan reproducido una desde el sitio, envíen una foto donde se muestre el lugar que ocupan las bicicletas en sus vidas y en sus entornos, es decir, el contexto de la misma, su marco. De esta manera las intervenciones urbanas se hacen colectivas y continúan expandiéndose por el mundo como un arte global cargado de significados que se van actualizando en cada punto del globo. Cada uno puede hacer su propia bicicleta y sumarse a esta campaña movilizadora. ¡Hagámosla rodar un poco más lejos!
A VECES, UNA PARED PINTARRAJEADA NOS PARECE ALGO SUCIO, ALGO QUE CONTAMINA VISUALMENTE, PERO COMO VIAJERO ATENTO, SI SE PREGUNTA POR EL MOTIVO, SI AGUDIZA EL OJO, DESCUBRIRÁ LAS HISTORIAS MÁS OCULTAS DE UN PUEBLO QUE, LA MAYORÍA DE LAS VECES, NO ESTÁN DISPONIBLES PARA LOS TURISTAS NORMALES.
‘‘¡LAS CALLES DE PERGAMINO YA TIENEN SUS BICICLETAS!’’
Algunas fotos:
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