11 de abril de 2008

¿QUÉ LES QUEDA A LOS JÓVENES?


¿Qué les queda a los jóvenes?

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿Solo grafitti? ¿Rock? ¿Escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿Cocaína? ¿Cerveza? ¿Barras bravas?
les queda respirar, abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿Vértigo? ¿Asaltos? ¿Discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente.

Mario Benedetti


Mario Benedetti, poeta del amor y lo cotidiano.

Un verdadero cronista de su ciudad (Montevideo) y de su tiempo (perteneció a la generación del 45, a la que también pertenecía Juan Carlos Onetti), un prolífero intelectual autor de novelas, cuentos, poesías, teatro, ensayos, críticas literarias, crónicas humorísticas, letras de canciones y guiones cinematográficos.

Como apuntó un periodista, a Benedetti sólo "le falta nada más que la ópera". Sus textos, inteligentes y cálidos, recuperan un país que ha transitado el memorioso recuerdo, el costumbrismo, pero también el dolor de las épocas difíciles de la dictadura. Su popularidad se extiende a todos los ámbitos de habla hispana donde habitualmente es best seller y su lectura de poemas emocionan a miles de espectadores.

1 comentario:

  1. Solo nos queda no permitir q la ignorancia se abalance, escuchemos, analicemos y opinemos. Que no nos impidan la expresión.
    Solo nos queda no creer en lo que cree mi amigo o mi papa, sino en lo que realmente sentimos. Que no nos dejen sin libertad.
    Solo nos queda cambiar, desde lo más profundo, este país. Hurgar en la tierra, remover hasta hallar las raíces, y entender por qué las hojas de este árbol están marchitas.
    Pensándolo bien, aún tenemos mucho por hacer: buscar nuestros propios valores, amarlos, defenderlos... no permitamos que ese amor se derrumbe por las malas pasadas de aquellos cretinos que no nos dejan crecer. ¡Que no nos maten el amor!
    Es muy reconfortante saber que hay gente como ustedes, que nos dan esperanzas para creer que todavía existe alguien que piensa en mejorar, pero mejorar por todos y no en su propio beneficio.

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